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Instituto de Matemáticas Aplicadas UCV

Pasantía en Chiloé: matemáticas en el sur de Chile

Fecha: 23/09/2013

Hace aproximadamente nueve años que la asignatura optativa “Talleres rurales” se dicta en la carrera de Pedagogía en Matemáticas del Instituto de Matemáticas (IMA) de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV). El ramo, que termina con la realización de una pasantía de 15 días en Chiloé, este año contó con la participación de cuatro alumnos. A continuación, el testimonio de los estudiantes, quienes  regresaron el 7 de septiembre a nuestra región.

“Más que el tema de la pedagogía, lo que nos llamó la atención de allá, fue lo complicada que es la vida para los estudiantes, porque a los diez años, los niños tienen que salir de su casa para irse al internado y de repente no vuelven en uno ó 2 meses a sus casas. A veces son semestres completos que están internados sin ver a sus familias”, cuenta Alejandro Cabrera, alumno de tercer año que se trasladó hasta Curaco de Vélez, comuna ubicada en la isla de Quinchao.

“El liceo estaba en un cerro. Los alumnos tenían que recorrer todo el pueblo para llegar al liceo, a veces todos mojados y los profesores les daban ese tiempo para que se cambiaran de ropa. Eso nos demostró que ellos estaban comprometidos con los alumnos”, agrega Mauricio González (3º), quien realizó su pasantía en la ciudad de Queilén junto a Sebastián Gatica, también de tercer año.

Fortalecer la vocación

Sin embargo, para los estudiantes, lo más importante de este viaje fue fortalecer el gusto por su carrera. Así lo retrata Belén Luke (4º año), quien estuvo junto a Alejandro en Curaco: “esta experiencia me sirvió para reafirmar la vocación. Para saber que definitivamente quiero hacer esto, dedicarme a enseñar. Sobre todo porque allá ves que hay niños dispuestos a aprender, que tienen ganas, pese a que la geografía es limitante”.

Del mismo modo, lo ve el profesor Héctor Meneses, académico que acompañó a los alumnos durante su estadía: “los muchachos que van con nosotros, conocen una realidad distinta a la que están insertos, una cultura distinta. Y eso les da una formación distinta, pero fundamentalmente un fortalecimiento de su vocación de profesor”.

“Fue una experiencia increíble, muy bonita. Llena mucho porque le encuentras el verdadero significado a educar, a la pedagogía misma. Sobre todo porque los alumnos son muy respetuosos. Se notaba que a ellos les gustaba ir a clases. Le tenían mucho aprecio al profesor, entonces esa reciprocidad que había que uno hacía lo que le gustaba y lo hacía contento, y los alumnos también lo disfrutaban. Todo eso era súper bonito”, añade Alejandro.

Apoyo tecnológico y motivacional

Con respecto al trabajo realizado en Chiloé, los alumnos cuentan que su principal objetivo fue fomentar el uso de la tecnología, tal como lo habían aprendido durante el primer semestre con la profesora Elizabeth Montoya, quien estuvo a cargo del ramo.

“Ellos tenían muy buena implementación de computadores, conectividad, pero no sabían usarlos. De hecho el profesor no sabía usarlo, o sea sólo conocía de computación básica, pero no sabía usar por ejemplo un software matemático, entonces nosotros lo que hicimos fue enseñarle este software matemático al profesor e instalarlo en todos los computadores del liceo”, comenta Alejandro.

Por su parte, Mauricio cree que “el aporte de nosotros fue llevar una nueva mirada. Demostrarles a los alumnos que uno puede estudiar aunque vengas de lejos. Nosotros les contamos a los alumnos de 4º sobre todo, nuestras propias experiencias personales. Fue eso y también llegar a los alumnos para que así se sintieran un poco más tranquilos con las matemáticas, y que no las vieran como un algo tan drástico o incomprensible como decían ellos”.

 

 

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